"Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin
del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el
corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía
las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. El dolor
era tan fuerte que me hacia lanzar gemidos, mas esta pena excesiva estaba tan
sobrepasada por la dulzura que no deseaba que terminara. El alma no se contenta
ahora con nada menos que con Dios. El dolor no es corporal sino espiritual,
aunque el cuerpo tiene su parte en él. Es un intercambio amoroso tan dulce el
que ahora tiene lugar entre el alma y Dios, que le pido a Dios en su bondad que
haga experimentarlo a cualquiera que pueda pensar que miento... " Éxtasi de Teresa de Jesús, descrit per ella i representat al conjunt escultòric de Bernini.
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